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sábado, 26 de mayo de 2007

Modelos de Relojes (Hoy BERTOLUCCI )

Cuando se habla del fascinante arte de la relojería hay que hablar necesariamente de Suiza, su hogar materno.Primero en pequeños grupos, y más tarde a mayor escala, los artesanos suizos siempre se han distinguido por la precisión, fiabilidad y belleza de sus relojes. Y es que han estado siempre comprometidos con la búsqueda meticulosa de la perfección.Este espíritu sobrevive en los talleres BERTOLUCCI de Neuchâtel, donde los relojes, fabricados con talento y experiencia, son concebidos como piezas que poseen estilo, belleza y precisión: para conservar el tiempo en armonía con la vida del hombre actual.La primera fecha que nos ayuda a trazar la línea de los orígenes de BERTOLUCCI es 1911. En este año, en el mismo corazón de la región del Jura suizo, en Pery, empieza a ser conocida la compañía "Mimo Watch", dirigida por Robert Chopard, por su maestría en el ensamblaje de piezas para movimientos mecánicos automáticos y manuales. Los valores de este viejo arte, que precisa una importante atención al detalle y a la sensibilidad técnica, permanecen inamovibles y son la base de la fabricación de movimientos manuales y mecánicos concebidos anteriormente a la llegada, en 1936, del nuevo propietario, Marcel Michelotti, un conocido maestro relojero.Remo Bertolucci entra a formar parte de la compañía en 1967, tras contraer matrimonio con la hija de Michelotti. Consigue reunir un equipo de especialistas entusiastas y no limita su propio trabajo al ensamblaje de componentes externos, sino que crea relojes con autonomía absoluta.Más tarde en 1984, la compañía se traslada a Evilard. Los proyectos de BERTOLUCCI, técnicos y estéticos al mismo tiempo, son el resultado de años de experiencia y brillante intuición, que culmina en 1987 con la presentación de la primera colección completa de relojes BERTOLUCCI. Líneas puras, detalles elegantes, calidad en todos los aspectos y por encima de todo, carácter y personalidad: las líneas suaves y las formas naturales de los relojes BERTOLUCCI transmiten verdaderas sensaciones al que los posee. El trabajo artesanal, así como el curso natural que sigue el paso del tiempo, es continuo, paciente y preciso. Día tras día el reloj se crea con el cuidado y la atención que atestiguan la pasión por los relojes. Un proceso de producción que es más un arte que una disciplina, más una vocación que un trabajo.Actualmente, este es el espíritu que lidera todavía el taller de BERTOLUCCI en su emplazamiento de Neuchâtel. Una búsqueda constante por la evolución técnica, que nunca deja a un lado el elemento humano, que es, al final, la clave de la verdadera personalidad de estos relojes.

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